17 julio 2024  Por Kylee Watts, Misionera

A donde tú me guíes, yo te seguiré

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«Sinceramente, en ese momento, sentí que había fracasado. Oré y le pedí a Dios que me ayudara a ver su voluntad y,con el paso de los días, me reveló que necesitaba confiar en él y apoyarme plenamente en su fortaleza».

“Mis planes salieron tal como los planeé”, es lo que pensé que diría después de mi tiempo en el sur. Sin embargo, realmente fue: “Mis planes salieron tal como Dios sabía que lo harían, y eso es aún mejor”. Esa frase puede resumir bastante bien mi reciente experiencia de viaje de levantamiento de fondos.
Después de mi entrenamiento en Avant, tenía ideas y planes al viajar por los 48 estados de los Estados Unidos para levantar fondos, pero con el paso de los días, mis planes se vinieron abajo. Estaba fuera de mi control, y no estaba segura de cómo alcanzaría mis metas de recaudación para ese mes. Sinceramente, en ese momento, sentí que había fracasado. Oré y le pedí a Dios que me ayudara a ver su voluntad y, con el paso de los días, me reveló que necesitaba confiar en él y apoyarme plenamente en su fortaleza.

Incluso cuando mis planes de reunirme con la gente se vinieron abajo, ¡Dios proveyó! Las oraciones para encontrar socios locales han sido escuchadas, ¡y cada vez estoy más cerca de mi objetivo! Aunque planeé estar ocupada viajando alrededor de los 48 estados, Dios proveyó un tiempo de descanso y reenfoque antes de que comience la temporada de campamentos ¡en menos de dos meses!

El Señor dejó en claro que no fallé. Necesitaba ser paciente y confiar en su plan y su provisión. Descansar en él significa ceder el control, dar las riendas a Dios y seguir su guía. Me recordó lo que en Mateo 11:29-30, Jesús dice: “Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma. Pues mi yugo es fácil de llevar y la carga que les doy es liviana».”

Durante el proceso de levantamiento de fondos, puede ser fácil fijarse solo en el objetivo, en la cantidad de dinero o en las metas que deseamos alcanzar. Doy gracias al Señor por los constantes recordatorios de las Escrituras que me ayudan a saber, sin lugar a duda, que él cuida de mí. Se preocupa y ve los detalles, pero también se preocupa por el panorama general mejor de lo que yo podría hacerlo. Es emocionante ver cómo el Señor está proveyendo para mi sustento, pero también es una temporada única y bonita de ver cómo el Señor me enseña nuevas formas de confiar en él.