Glorificando a Dios a través del cuidado relacional
Hace un mes aproximadamente, caminé por todo el Centro de Servicios de Avánt y le pedí a varias personas que describieran con diferentes palabras la Trinidad, su carácter distintivo y la unión de la Deidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Algunas de las palabras que apunté fueron: completa, alucinante, entrelazada, indescriptible, unida, activa, alegre, amorosa, generosa y relacional. Varias palabras fueron utilizadas para describir la naturaleza misteriosa de la Trinidad, pero la mayoría de ellas apuntaban a una relación recíproca entre entre los miembros, que son únicos en medio de un todo mucho más grande que los mismos miembros. Esto es indicativo de la realidad de que Dios es fundamentalmente relacional y existe para vivir con y para los demás. En Génesis 1:26-27, está escrito que nosotros, como seres humanos, somos creados a imagen de Dios. Esta es una afirmación clara de que nosotros también somos seres relacionales.
El ser trino de Dios es la base de nuestro pilar Cuidado relacional en Avánt. Debemos estar en comunión con Dios y con los demás, en relaciones basadas en el dar y recibir mutuos. En 1 Corintios 12, Pablo escribe que, como creyentes, somos parte de un cuerpo, pero cada uno de nosotros tiene un papel específico que beneficia al todo. En Avánt, tomamos seriamente la metáfora del cuerpo. Los misioneros que van al campo pueden ser los pies, llevando el Evangelio a nuevos lugares, pero los pies no pueden ir sin las demás partes interrelacionadas del cuerpo completo. El departamento de entrenamiento puede ser las piernas que ayudan a los pies a saber cómo ir. El departamento de comunicaciones pueden ser la boca, proclamando a través de nuestros misioneros la obra de Dios y las necesidades que aún existen. El departamento de cuidado de los miembros puede ser las manos que acompañan y sirven a los misioneros para garantizar su salud y resiliencia. Hay muchos más departamentos que podría describir, como contabilidad, recaudación de fondos, liderazgo de campo, seguridad global, etc. El punto que quiero resaltar es que, cada persona dentro de Avánt está muy involucrada en el éxito de la otra. Ser miembro de Avánt es ser relacional.
Nadie en Avánt es un número o un nombre en una página. Aunque tenemos políticas y procedimientos que ayudan a que la organización funcione sin problemas, dichos procesos no están por encima de la relación. Se toma en cuenta la singularidad de cada persona y, si es necesario, se hacen excepciones para garantizar el éxito y la salud de nuestros miembros. En Avánt estamos entrelazados en relaciones marcadas por la reciprocidad y el cuidado, lo que nos permite cumplir, a cada uno, la misión de glorificar a Dios ayudando a los demás y al mismo tiempo disfrutar de Su presencia a través de la plantación y el desarrollo de nuevas iglesias entre los grupos de personas no alcanzadas del mundo.