05 marzo 2025  Por Laura Skupa, Sudeste Asiático

Lo que Dios me enseñó a través de las misiones a corto plazo

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«A lo largo de mi viaje, Dios me enseñó innumerables lecciones. Solo soy una estudiante universitaria del Medio Oeste, pero Dios sembró en mi corazón la pasión por el ministerio transcultural.»

En verano de 2024, tuve el privilegio de ir al Sudeste Asiático y trabajar con Avánt para enseñar inglés. Durante dos semanas, di clases y pude conectar bastante con la gente. Una de las razones por las que decidí ir con Avánt fue porque quería ayudar realmente al ministerio que realizan con la gente que visitaría. Siempre hay un equilibrio en los viajes de corto plazo entre ser una ayuda y un obstáculo para el ministerio. Aunque quería participar en el ministerio, también me di cuenta de mis limitaciones por no hablar un segundo idioma y de que iba a ser nueva en la cultura. Estoy muy agradecida al equipo de Avant en el Sudeste Asiático por permitirme visitar el país y dar un curso de inglés conversacional. Confío en que Dios me usó para, al menos, ayudar a mis estudiantes a escuchar la verdad una vez.

Durante mi viaje, escuché historias de personas que habían compartido intencionalmente el evangelio con dos mujeres que se habían cerrado al cristianismo. Durante siete años, los creyentes compartieron la verdad con estas mujeres sin que ninguna de ellas mostrara interés en conocer a Cristo. En ambos casos, Dios escogió ablandar sus corazones durante el encierro por la pandemia de Covid-19. A una de ellas, la separación de los creyentes le permitió confirmar por sí misma la verdad del Evangelio. En el caso de la otra no creyente, el aislamiento fue desesperante. Durante ese tiempo oscuro, empezó a recordar la verdad que había oído de los creyentes. Quería saber si lo que le habían dicho era verdad, así que oró y finalmente encontró una Biblia y leyó el Evangelio por sí misma. Estoy asombrada por el trabajo de los creyentes en ambos casos. Fueron muchos años de ministerio constante. Gracias a la convicción que el Espíritu Santo les dio, estas dos mujeres fueron salvas. Este es un testimonio para cada creyente en cualquier ministerio.

A lo largo de mi viaje, Dios me ha enseñado innumerables lecciones. Solo soy una estudiante universitaria del Medio Oeste, pero Dios despertó en mi corazón la pasión por el ministerio transcultural. Durante mi ministerio en el extranjero, me enfrenté a muchos obstáculos físicos y espirituales. Observé cómo el equipo de Avánt atravesaba distintas situaciones complicadas. Al conocer a mis estudiantes y preocuparme más por ellos, vi lo profundamente arraigadas que pueden estar las mentiras y la falsa doctrina en sus vidas. A pesar de las difíciles situaciones ministeriales, mi deseo de dedicarme al ministerio transcultural no se vio impedido. Agradezco haber podido experimentar un ministerio complicado que me preparara para el futuro y estoy más decidida que nunca a ejercer mi ministerio en el extranjero. Sí, siempre habrá dificultades. En algunos lugares, las dificultades serán mayores, pero la necesidad que tiene la gente de Jesús siempre será la misma. Me siento muy contenta de que Dios me permita ayudar a llevar la verdad a personas de otras culturas.