En la vida ocurren cosas imprevistas. Nuestros misioneros han sido víctimas de robos, abusos físicos y otros daños mientras servían en el extranjero. Cuando ocurre lo inesperado, estamos allí para ayudarles. Este año, cuando uno de nuestros misioneros sufrió un robo, le proporcionamos fondos para reponer el dinero que le habían robado de su casa. Cuando los misioneros sufrieron atracos, les proporcionamos asesoramiento y atención. Cuando nuestros miembros sufrieron una catástrofe, compramos billetes de avión para llevarlos a casa, donde pudieron recibir asistencia psicológica. No conocemos las situaciones de emergencia que puedan sufrir nuestros miembros, pero sabemos que ocurren. Este fondo es un respiro para esos misioneros que saben que en ese momento no tienen que preocuparse por el dinero, pueden centrarse en la sanidad y en la salud.
